Asfixia
Por: Cristiana Guevara-Mena
La asfixia se produce cuando deja de fluir oxígeno a
los pulmones o bronquios por una obstrucción en la garganta o tráquea. Entre
las causas de asfixia se encuentran el ahogamiento, el envenenamiento por gases,
estrangulación, entre otras razones. Cuando hablamos de
Nicaragua, no necesariamente nos referimos a la falta de aire que respiramos
por nuestras narices, sino a la vida que cada vez está siendo más estrangulada
por los altos costos vulgarmente impagables de autocensura, miedo, degradación
moral, miseria, que van más allá de lo económico. Hay tanta escasez de todo lo
indispensable que hasta al presente texto le faltan espacios. ¡Es un horror! Esta
asfixia nos ataca a todos sin excepción en este país, desde el ciudadano más
sencillo hasta las altas cúpulas del gobierno. Incluso a las instituciones de
la iglesia y la empresa privada. El gobierno cada vez más nos bombardea de
propaganda mediocre para maquillar la seria crisis de su mezcla ridícula de
gobierno-partido-Estado. No tienen otra salida más que aferrarse al poder
poniendo a sus perros incondicionales en las
instituciones-botín-de-guerra que tenemos porque de otra manera su
poder es insostenible. A falta del suministro de petróleo venezolano ya casi
inexistente, se han tenido que inventar la ilusión de un canal interoceánico para
justificar cualquier tipo de estafa y enormes cantidades de malversación de
fondos para sostener el poco poder que tienen. La plata se nos acaba a
todos y gritamos de desesperación porque nos estamos hundiendo en el fango como
arena movediza. Si nos movemos nos hundimos más rápido, y si no nos movemos nos
hundimos igual. Llegaremos al punto de estar completamente bajo tierra. Si
tenemos suerte, solamente las yemas de los dedos índice y medio estarán en
la superficie de la tierra dándoles el sol. Ya ni levantar la nariz para
respirar será suficiente porque el espacio de ese aire se está reduciendo. La iglesia
católica está encerrada en su propio marco de cuarenta por treinta centímetros
colgados en la pared. Están pintados, casi inmóviles, atorados en ese lienzo
que pinta un altar de sacerdotes con sotanas coloridas que ahora estrena el
color rojo. La incapacidad o falta de intención de hacer algo por el pueblo además
de lucir sus colores como retrato, poco a poco los está matando de asfixia.
Luego que no se quejen por la pérdida de feligreses a causa de su falta de
credibilidad y valentía frontal. Ese complejo de santidad acudiendo a sus
“buenos hijos” no les servirá de mucho. A ellos tampoco los perdona la asfixia.
En el chiquero de la empresa privada hay una manada de cerdos con hambre
insaciable de dinero sin importarles de dónde viene, si el dinero es sucio,
lleno de sangre o a costilla de quien sea. Ellos comen cualquier cosa que huela
a dinero. Encerrados en su chiquero, cada vez más se sienten apretados por el
engorde insaciable de sus panzas y de sus cuentas de banco. Al final el espacio
para respirar no les interesa, ni quienes se ahoguen. Si están pegados unos
contra otros sin poder moverse da igual con tal que sus panzas sigan en la
tarea del engorde. Los periodistas, medios de comunicación, al menos los pocos
decentes que quedan – si es que quedan – se les reducen los espacios de libre expresión.
El gobierno es dueño de casi todos los medios, o si no, son dueños de un
porcentaje de las acciones que limita la intensidad de la voz opositora. ¿Cómo
hacen para sobrevivir con tan poco oxígeno mental? ¿Será que todavía estén
vivos con una cuerda tan apretada al cuello? Están al borde de ser desnucados.
Ya no se puede ver la diferencia entre los censurados a la fuerza o los
autocensurados por intimidación. No olvidemos a la gran mayoría de la población
huérfana y desamparada de representación auténtica. Ya no se puede estirar más
como hule el salario mínimo para que no apriete tanto la barriga. El costo
del bocado de comida está por los cielos y la mente no te da para pensar en
conceptos tan bonitos como “ciudadanía” o “derechos humanos”. ¿Cómo se come
eso? Lamentablemente eso no alimenta a cinco hijos de una madre soltera. Y a
esta escritora sin importancia, cada vez más se le reducen los espacios para
publicar sus ideas que a pesar de todo logra teclear en una máquina de escribir
portátil caída en el desuso contemporáneo. Hay algunos casos en que los
apretaron tanto que explotaron como espinilla y salieron volando a distintos
países extranjeros porque ya no pudieron más con tanta escasez. La vida se nos
va y forzamos el aliento como con ataque de asma. Se nos está yendo el oxígeno,
nos ahogamos todos por igual sin ninguna excepción. Y usted apreciado lector, ¿logró respirar al leer este texto? Sentimos que la arena y el
fango nos están llegando a los hombros. Ni siquiera este escrito tiene
separación de párrafos, ¡ya no hay espacios en ningún sitio! ¡No tenemos ni
aire para gritar de desesperación! ¿Hasta cuándo seguiremos viviendo de esta
manera? ¿Qué más tiene que suceder para que reaccionemos y cambiemos nuestra
realidad? ¿Por qué tenemos que soportar tanta desgracia? Estamos hasta las
narices. Es la hora de la verdad, nos hundimos, a respirar profundo a la cuenta
de tres… uno, dos, tres, ¡ijjjgh!