martes, 10 de diciembre de 2013

The feel of the Torovenado



The feel of the Torovenado

By: Cristiana Guevara-Mena
              

Several weeks ago, I did a field study on the Torovenado of Masaya, Nicaragua. I took a cell phone camera to take pictures, a voice recorder to interview citizens of Masaya – in this text they will be called "masayas" – and ten consent forms to conduct interviews in an authorized manner. Arriving in Masaya, I joined the colorful and noisy festival as an active observer to perform this study. It is valuable to mention that this research is conducted by someone like me who is not a native of that location, but of the capital, without completely ignoring the popular festival of Torovenado.

For those who are unfamiliar with this, the Torovenado in Spanish means “Bulldeer”, but it is not a rare animal with the head of bull and the body of a deer, or vice versa, which goes wandering around the streets of Masaya. No. It's a very traditional carnival masquerade of that area where people express social, political, and even religious problems, and personify them with masks, colorful costumes, and street displays of comedy. These so called "scenes", personalize the Monimbó indigenous traditions – the most indigenous, civically organized, and representative neighborhood of the indigenous communities in Masaya  – as well as the most painful realities of the current time satirizing the most abusive and humiliating act of power towards the people.

To the sound of the tuba, drums, and trumpets of the “chicheros” – a street band – I entered the carnival and took photos as it went. I saw, from one scene to the next: A priest surrounded by headless ghosts. Click. The city hall of Masaya, carrying the dengue death in a tank. Click. The railway, with rails included, that Doña Violeta stole from us. Click. A black sash called "Law 779," with a white skull painted on it, where men who did not sufficiently satisfy their wives were decapitated. Click. Several Rosario Murillo multimillionaires, representing the new homeland’s gaudy, blinding, nauseating colors. Click. Camila Ortega, the daughter of the presidential couple. Click. Cardinal Miguel Obando with a sign that says "Peace and Reconciliation”. Click. A wooden wagon in very bad condition, referring to the employment of the future "Christian, socialist, and solidarity" generations. Click.

I kept moving between people and dancing to the chicheros, and I saw Arnoldo Alemán and Doña Violeta kissing and embracing among masks. Over here, presidents! Click. A cardboard banner saying: "Take note of the voice of the people". Click. The anonymous fallen in the revolution. Click. A Monimbó old Indian Chief. Click. The “Gossipnews” of channel 10. Click. The sisters of "charity" from whom Mr. Montealegre stole their "alms" of half a million dollars. Smile! Click. A black coffin of the Nicaraguan Institute of Social Security (INSS), carried by the dead, with a sign that says "your money is INSSecure, your health is INSSecure, your old age is INSSecure”. Click. At the end of all these pictures, and many more, we see, of course, the celebrated San Jeronimo of Masaya. Click.

In the analysis of ten recorded interviews, I discovered that the masayas are people who proudly protect their ancestral traditions and culture. You can feel in their passionate, and sometimes choppy, conversation, the hatred and dissatisfaction they feel towards the government. I only found one case of acceptance and closeness. It shows that they feel hurt and violated by the offending lies of their political and social representatives. They feel that the Torovenado is the only permitted public space to challenge the power and say between the lines "we realize what you are doing, and we rub it in your face so that you don’t believe we’re stupid" without being attacked by the police or the army. They really are people who are aware of their indigenous identity and are willing to keep it anyway.

This carnival symbolizes the origin of our Nicaraguan cultural mix which we are very proud of. This resistance to the abuses of power is what characterizes the vast majority of the masayas. You can perceive in them that they are not afraid to challenge whoever is in power. They are sincere, direct, and enraged people, who historically have been the spark that ignites social uprisings. At the same time, there are an increasing number of citizens that are affected by the unfair and arbitrary changes of the insatiable power of the government. In the end, this street masquerade of social protest, is more effective than the poetry of poets, philosophers’ philosophies, and religious prayers. Let’s take note on that.


domingo, 8 de diciembre de 2013

El sentir del Torovenado



El sentir del Torovenado

Por: Cristiana Guevara-Mena
               

Hace varias semanas, hice un estudio de campo sobre el Torovenado de Masaya, Nicaragua. Llevé un celular con cámara para tomar fotos; una grabadora para entrevistar a los ciudadanos de Masaya – que en este texto llamaremos “masayas” –; y diez formularios de consentimiento para efectuar entrevistas de forma autorizada. Al llegar a Masaya, me incorporé al colorido y ruidoso festival como observadora activa para realizar este estudio. Tiene valor mencionar que esta investigación es realizada por alguien como yo que no es originaria de esa localidad, sino de la capital, sin desconocer totalmente la festividad popular del Torovenado.

Para los que no conocen, el Torovenado no es un animal raro de cabeza de toro y cuerpo de venado, o viceversa, que se anda paseando por las calles de Masaya. No. Es una mascarada carnavalesca muy tradicional de esa zona donde el pueblo manifiesta los problemas sociales, políticos, y hasta religiosos y los personifican con máscaras, disfraces coloridos y escenas de comedia ambulantes por las calles. Estos llamados “cuadros”, personalizan las tradiciones indígenas de Monimbó – el barrio más indígena, cívicamente organizado y representativo de las comunidades autóctonas de Masaya – al igual que las realidades más dolorosas del momento satirizando las acciones más abusivas y atropellantes del poder hacia el pueblo.

Al son de la tuba, los tambores, y las trompetas de los chicheros, entré en el carnaval y tomé fotos mientras avanzaba. Vi entre los cuadros, a un padre sin cabeza rodeado de ánimas. Click. A la alcaldía de Masaya cargando la muerte del dengue en un tanque. Click. El ferrocarril que Doña Violeta nos robó con todo y rieles. Click. Una guillotina negra llamada “Ley 779” con una calavera blanca pintada, donde la muerte decapita a los hombres que no satisfacen suficientemente a sus mujeres. Click. A varias Rosario Murillo multimillonarias representando los nuevos colores chillantes de la patria que ciegan y marean hasta las náuseas. Click. A Camila Ortega, hija de la pareja presidencial. Click. Al Cardenal Miguel Obando con un letrero que dice “Paz y Reconciliación”. Click. Una carreta de madera en muy mal estado, refiriéndose al empleo de las futuras generaciones “cristianas, socialistas y solidarias”. Click.

Seguí moviéndome entre la gente y bailando al son de los chicheros, y vi a Arnoldo Alemán y a Doña Violeta abrazados y besándose entre máscaras. ¡Por acá presidentes! Click. Una pancarta de cartón que dice: “Tome nota de la voz de la gente”. Click. El anónimo caído en la revolución. Click. Al cacique de antaño de Monimbó. Click. Al “Notichismoso” del canal 10. Click. A las hermanitas de “caridad” a quienes el señor Montealegre les robó la “limosnita” de medio millón de dólares. ¡Sonrían! Click. Un ataúd negro del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), cargado por la muerte, con un letrero que dice “INSSegura tu plata, INSSegura tu salud, INSSegura tu vejez”. Click. Al final de todos estos cuadros y muchos más, nos encontramos, naturalmente, al celebrado San Jerónimo de Masaya. Click.

En el análisis de diez entrevistas grabadas, descubrí que los masayas son gente que protegen con orgullo sus tradiciones y su cultura ancestral. Se siente en su conversación apasionada y a veces entrecortada, el desprecio y la inconformidad hacia el gobierno, aunque encontré sólo un caso de aceptación y cercanía. Demuestran que se sienten heridos y violentados por las mentiras ofensivas de sus representantes políticos y sociales. Hacen sentir que el Torovenado es el único espacio público permitido para desafiar al poder y decirle entre líneas “nos damos cuenta de lo que están haciendo, y se los enrostramos para que no crean que somos tontos” sin que los ataque la policía o el ejército. Son realmente, un pueblo orgulloso de su identidad indígena y están dispuestos a conservarla de cualquier manera.

Este carnaval simboliza el origen de nuestro mestizaje cultural nicaragüense del cual nos sentimos muy orgullosos. Esta resistencia a los atropellos del poder, es lo que caracteriza a la gran mayoría de los masayas. Se percibe en ellos que no le tienen miedo a retar a quien esté en el poder. Son un pueblo sincero, directo y enardecido, que históricamente ha sido la chispa que enciende las insurrecciones sociales. Igualmente, hay cada vez más ciudadanos afectados por los cambios injustos y arbitrarios de poder insaciable hechos por el gobierno. Al final, esta mascarada de calle como protesta social, es más efectiva que la poesía de los poetas, las filosofías de los filósofos, y las oraciones de los religiosos. Tomemos nota.