viernes, 31 de mayo de 2013

El elefante y la estaca





El elefante y la estaca

Por: Cristiana Guevara-Mena


¿Alguna vez se han preguntado por qué un elefante no se escapa de un circo? Pues, resulta que agarran a un elefante bebé y lo amarran a una estaca con una cuerda o cadena que es a su vez enterrada. Siendo aún un elefantito, por más que tire de la cuerda o de la cadena al que está amarrado para poder soltarse y escapar, no puede porque no tiene suficiente fuerza. A medida que va creciendo, el elefante se va convenciendo de que no puede soltarse y se resigna a ser un elefante amarrado a esa estaca. Cuando ya el elefante está grande, con toda la fuerza que eso implica para poder arrancar la estaca y salir corriendo, no lo hace porque el elefante se ha auto convencido y resignado que no puede escaparse del circo porque desde pequeño no pudo soltarse de esa estaca.

Como pueblo, a lo largo de nuestra historia hemos vivido en un ambiente de corrupción, maltrato, atropello, e injusticias de parte de nuestros gobernantes. Ha pasado ya tanto tiempo que ya lo vemos como algo normal. La pobreza que vivimos a diario lo vemos con tanta naturalidad que a veces ni lo notamos, se ha convertido en el pan nuestro de cada día. Que los dirigentes políticos abusen de cualquier forma posible, violen la ley y hagan juegos sucios desde sus puestos lo vemos como el circo donde vive el elefante. Aparentemente es una verdad que no podemos cambiar, porque nos han querido convencer que somos incapaces y débiles para transformar nuestra realidad. Los cirqueros de turno nos han querido domesticar como pueblo al punto que nos demos por vencidos de soltarnos libres.

Actualmente, los dueños del circo creen que se puede vivir explotando y abusando siempre del elefante para poder generar ganancias en su circo y se mantenga de pie. Ellos creen que los atropellos, las amenazas y las asfixias económicas que le dan al pueblo servirán como la estaca del elefante para que no se libere y siga adiestrado y obediente. Según ellos, estas tácticas servirán todo el tiempo. Sin embargo, para su propio lamento, ellos no cuentan con que el elefante se entere de su tamaño, capacidad y fortaleza para que se suelte de la estaca, les destruya todo el circo, y de paso los aplaste. Esa forma de mantener amarrado al pueblo no les durará por mucho tiempo.

Algunos azotes de adiestramiento son: el alza injusta de los servicios públicos de luz, agua y servicios de comunicación al punto que se vuelva impagable para la gran mayoría de la población; el empleo condicionado a cambio de lealtad al partido; y sobre todo, la plaga de la corrupción regada hasta el último rincón de las instituciones del Estado. Estos latigazos que usan contra el pueblo para mantenerlo domesticado y amarrado a su estaca de pobreza y miseria, no duraran mucho puesto que los domadores de fieras se creen invencibles, cuando en realidad son frágiles y asustadizos, y le tienen miedo a la grandeza del elefante. Es por eso que dichas flagelaciones no serán suficientes para mantener al elefante amarrado a la estaca que supuestamente lo tiene preso, no hay consistencia ni en el domador, ni en la estaca. Ahora, el elefante ya está grande y tiene toda la fuerza necesaria para destruir todo aquello que lo reprimía de su libertad.


Para que el pueblo se suelte de su estaca, en preciso que se entere y tome conciencia de su propia fuerza y tamaño. Ya no es un elefantito al que pueden engañar fácilmente amarrándolo a una estaca del cual no se podía soltar. Ahora es tan grande y fuerte que es capaz de destruir todo el circo que lo rodea que representa corrupción, sometimiento y pobreza. Tenemos tanta fuerza como pueblo que ya no habrá estaca que valga para mantenernos presos y domesticados por unos simples domadores de bestias que en realidad nos tienen más miedo a nosotros que nosotros a ellos. Ellos saben muy bien que no son más que minucias al lado del gran elefante. Debemos ver que la estaca que nos tiene amarrados no es más que eso, una estaca. Sólo hace falta que el elefante se despierte, tome fuerzas, destruya el circo y sea libre. Como todo elefante debe ser.


domingo, 26 de mayo de 2013

The boy who cried wolf




The Boy Who Cried Wolf

By: Cristiana Guevara-Mena


Once upon a time there was a shepherd boy who tended sheep in the field. He liked to play around frightening the villagers because he was bored, so he repeatedly ran to town screaming that a wolf was attacking his sheep. Each time the child cried, the villagers rushed out with shovels and axes to where the sheep grazed to defend them from the wolf. The lying shepherd laughed heartily at them because they believed it every time. Until one day, the wolf truly appeared and the shepherd boy ran to town for help. He screamed and screamed “A wolf is coming! It’s killing my sheep!” But no one believed. Then the wolf destroyed the whole flock. They tell this story to children to teach them that in the mouth of the liar, the truth is doubtful.

When our president talks about his supposed big plans for the nation that until now we haven’t seen anywhere, hardly the population with common sense believes him. His promises of improvement in education, health care, jobs, among other things, are nothing but deceptions, just like the boy in the story. Since he took office in 2007 to date, we have not seen in action any of these projects, and the country is worse than how he received it. Naturally, we must understand that none of this is in his plans of government, because he is interested in keeping the people fooled with his "wolf cries" for his own entertainment in order to achieve his purpose: obtain absolute power.

As we can see, our president suffers from compulsive lying. His wolf cries are just false promises to deceive the people. The biggest deepwater port has already been mentioned as a project. To date we have not seen any port anywhere. The recently deceased President of Venezuela has come to promise an alleged oil refinery, today there is nothing more than a vacant land with the only stone that was put during the inauguration. A railroad that would travel the country has also been heard of, currently we have not even seen rails. A satellite that would be bought also comes to mind, until today we never knew what happened to that. These are some of the many cries of wolf from our President to the people, for his own regret no one believes him.

The latest wolf cry is the world's largest canal linking the Atlantic to the Pacific and that it will take us all out of poverty. This is a historic project that has existed since the colonization until this day; nowadays it represents to Nicaraguans the cure-all of our economic and social ills. At present, this project has been retaken by the president in turn and this time he says that it will be done. This is not possible for the following reasons: First, this government has never had national plan, and has only been interested in their own enrichment. They have never done a huge project in the seventeen years they have been in power counting the eighties, and it is naive to believe that now they have miraculously changed their way of thinking. Secondly, anyone with common sense won’t lend large amounts of money to someone who is insolvent and indebted. Any skilled businessman knows that such loan is not profitable for anyone, especially if the debtor has a bad reputation of all kinds.

It is necessary that Nicaraguans don’t let ourselves get fooled. We must learn to see through the words we are told in order to see the real intentions they have with us. Identifying liars helps us to avoid falling into traps. Let’s do like the people from the story and no longer believe the bored and lying child, we must let the child and his flock of sheep be eaten by wolves. We must teach the boy a lesson so that he learns that he has no popular support when it comes to bail when he really needs it, because he has believed that the people are foolish. The Nicaraguan people are not stupid, and in the moment of truth, the boy and his flock of sheep will have to manage alone. Most likely he and his sheep will be eaten by wolves.


sábado, 25 de mayo de 2013

El niño que gritó lobo






El niño que gritó lobo

Por: Cristiana Guevara-Mena


Había una vez un pastorcito que cuidaba ovejas en el campo. Era muy chistoso y le gustaba alarmar a la gente del pueblo porque estaba aburrido, así que varias veces fue corriendo al pueblo gritando que un lobo estaba atacando a sus ovejas. Cada vez que el niño gritaba, los habitantes del pueblo salían corriendo con palas y hachas hacia el lugar donde pastaban las ovejitas para defenderlas del lobo. El pastorcito mentiroso se reía a carcajadas de ellos porque se la creían cada vez. Hasta que un día, apareció verdaderamente el lobo y el pastorcito corrió al pueblo a pedir ayuda. Gritaba y gritaba - ¡Viene un lobo! ¡Me mata las ovejas! – Pero nadie creyó. Entonces el lobo le destruyó todo el rebaño. Ese cuento se lo dicen a los niños para enseñarles que en boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.

Cuando nuestro presidente habla sobre sus supuestos grandes proyectos para la nación que hasta la fecha no los vemos por ningún lado, difícilmente la población con sentido común le cree. Sus promesas de mejoría en la educación, sistema de salud, empleos, entre otras cosas, no son más que engaños, como los del niño del cuento. Desde que tomó posesión en el 2007 hasta la fecha, no hemos visto en acción ninguno de esos proyectos, y el país está peor que como lo recibió. Naturalmente, debemos entender que nada de esto está en sus planes de gobierno, puesto que lo que le interesa mantener al pueblo engañado con sus “gritos de lobo” para su propio entretenimiento y lograr su propósito: alcanzar el poder absoluto.

Como podemos notar, nuestro presidente padece de mentira compulsiva. Sus gritos de lobo no son más que falsas promesas para engañar al pueblo. Ya se ha mencionado sobre el puerto de aguas profundas más grande de Centroamérica, hasta la fecha no hemos visto ningún puerto por ningún lado. Vino también el presidente recientemente fallecido de Venezuela a prometer una supuesta refinería de petróleo, hoy día no hay más que un terreno baldío con la única piedra que pusieron en la inauguración. Se ha oído hablar también de un ferrocarril que recorrería el país, hasta ahora no hemos visto ni rieles. Nos viene a la memoria también un satélite que se iba comprar, y nunca supimos qué pasó con eso. Estos son uno de los tantos gritos de lobo de nuestro presidente al pueblo, para su propio lamento ya nadie le cree.

El más reciente grito de lobo es el del Canal más grande del mundo que unirá el Atlántico con el Pacífico y que nos sacará a todos de la pobreza. Esto es un proyecto histórico que ha existido desde la colonización hasta la fecha, y que hoy representa para los nicaragüenses el curalotodo de nuestros males económicos y sociales. Actualmente, lo retoma el presidente de turno y dice que esta vez sí se hará. Esto no es posible por las siguientes razones: En primer lugar, este gobierno nunca ha tenido plan de nación, solamente le ha interesado su propio enriquecimiento. Nunca ha hecho un gran proyecto en los diecisiete años que lleva en el poder contando los años ochenta, y es ingenuo creer que ahora milagrosamente han cambiado su forma de pensar. En segundo lugar, nadie con sentido común le presta grandes cantidades de dinero a alguien insolvente y endeudado. Cualquier persona entendida de negocios sabe que dicho préstamo no es rentable para nadie, especialmente cuando el deudor tiene mala fama de todo tipo.

Es necesario que los nicaragüenses no nos dejemos engañar. Tenemos que aprender a ver a través de las palabras que nos dicen y ver las verdaderas intenciones que tienen con nosotros. Identificar a los mentirosos nos ayuda a no caer en trampas. Hagamos como el pueblo del cuento que ya no le creyó más al niño mentiroso y aburrido, hay que dejar que al niño y a su rebaño de borregos se lo coman los lobos. Es preciso que al niño le demos una lección para que aprenda que no cuenta con el apoyo del pueblo para que lo llegue a sacar de apuros cuando realmente lo necesite, porque nos ha querido ver a todos la cara de tontos. El pueblo nicaragüense no es nada tonto, y a la hora de la verdad, el niño y su rebaño de borregos verá que tendrán que ingeniárselas solos. Lo más probable es que se lo coman los lobos.


sábado, 4 de mayo de 2013

House of cards




House of Cards

By: Cristiana Guevara Mena


A house of cards is a structure created by stacking playing cards, one on top of the other, to form a tower or a house. It is also an expression that refers to an empty structure or institution, one that is inconsistent, shaky, and in constant danger of collapse. The house of cards is built on shaky foundations and is so fragile that it crumbles even if you remove one necessary element, or if it is blown by the wind.

In Nicaragua, the current government policy is a tower of corruption made out of red and black cards of hearts, clubs, diamonds, spades, and the inevitable jokers. These last ones serve as puppets that always blindly obey the orders of whomever pulls the strings, wherever they are placed. We can say that the diamonds and clubs of lesser value are used to seem like the people, including the young, who hold up the people on top of the tower, the king of spades and queen of hearts. These two figures, in their passion and compulsive, self-destructive, and uncontrollable delirium of power, have sweated so much corruption that they have now eaten away the foundations. Now their house of cards of wet paper.

In reality, officials who supposedly support the current government have no personal or professional capacity. What they have is fear, unconditional obedience, and dependence towards their leaders. The rulers of the current administration do not know moral or national objectives, let alone functioning institutions. These concepts do not exist in their minds, but we hear them in their speeches, even though it means nothing in their practice of government. The state for them is a permanent game of give-me-this-that-I’ll-give-you-that, like an exchange of cards and bets of chips in a poker game. It’s a casino policy where they only bet to win, because if they lose, they snatch it. In this political game there are no values ‌‌or scruples, only a sense of greed for money and lust for power where they play all-in every move.

The fragilities of the real lack of power are covered with huge billboards, Christmas trees across the country, and the media that magnifies their false grandeur and hide their weaknesses. Of course, we cannot forget the royalties used to buy social consciences to the so called foolish people who believe the propaganda hoax, when in reality they are nothing more than a weak wet paper structure about to collapse.

The necessary and inevitable element that has served to sustain this fragile house of cards is the oil money coming from Venezuela. With the ace of spades dead, the supply that has helped them keep the game cycle of corruption will hardly be maintained. In short time, they will want to wipe out the banks and private companies who have been accomplice participants in the great casino game, putting themselves at their service like a cathouse. When that is finished, they will strangle the people with taxes, and increases in living costs, to squeeze the nation economically to the fullest, in order to subsidize the lack of money that they will no longer receive; this is already happening. Being that has been seen in the previous dictatorships, we can predict that the inevitable social explosion will repeat itself, as will the following collapse of the government, at the risk of human and material losses. 

The corruption, ineptitude, and inefficiency in the national service that have been shown so far, along with the dependence on an external supply, shows that the current government is made of a fragile and unsustainable structure. Their desire to show suitability, honesty, and capability with false advertising, is necessary in order to prevent the people from knowing about this sad truth. We, the citizens, for our part, must be conscious of our civic responsibility and immense power. We only need to know the interests of the majority and act towards a new social agreement. The people are the only ones capable of blowing the wind that causes the convenient fall of this farce of power, so that it collapses like a big house of cards. 


viernes, 3 de mayo de 2013

Castillo de naipes





Castillo de naipes

Por: Cristiana Guevara-Mena


Un castillo de naipes es una estructura creada por el apilamiento de cartas de juego de baraja inglesa, que colocadas una encima de la otra hasta forman una torre o un castillo. También es una expresión que se refiere a una estructura, situación, o institución de característica vacía, inconsistente y temblorosa, que está en constante peligro de colapso. El castillo de naipes está construido sobre una base inestable tan frágil que se derrumba si le quitan un elemento necesario, o al simple soplo del viento.

En Nicaragua, la política del gobierno actual es una torre de corrupción hecha de naipes rojinegros de corazones, tréboles, rombos, espadas, y los infaltables bufones o comodines. Estos últimos sirven siempre de títeres para obedecer ciegamente las órdenes del que mueve los hilos donde sea que los pongan. Podemos decir que los rombos y tréboles de menor valor se usan para aparentar bases de pueblo y de juventud para sostener en la cima de la torre al rey de espadas y a la reina de corazones. Estas dos figuras, en su pasión y delirio compulsivo, autodestructivo e irrefrenable de poder, para su propio lamento, han sudado tanto en corrupción que se han carcomido las bases. Ahora su poder se ha convertido en un castillo de naipes de papel mojado.

En la realidad, los funcionarios que supuestamente sostienen el gobierno actual, no tienen capacidad personal ni profesional, lo que tienen es miedo, dependencia e incondicionalidad indignante hacia sus líderes. Los dirigentes de la administración del momento, no conocen moral, objetivos nacionales, ni mucho menos instituciones que funcionen. Estos conceptos no existen en sus mentes, pero sí los escuchamos en sus discursos a pesar de que no signifiquen nada en su práctica de gobierno. El Estado para ellos es un juego permanente de dame-que-te-doy, como el intercambio de cartas y la apuesta de fichas en un juego de póquer. Es una política de casino que se apuesta únicamente para ganar, porque si se pierde se arrebata. En este juego político no existen ni escrúpulos ni valores, sólo un sentido de codicia por dinero y una sed de poder donde se juega el todo por el todo en cada movimiento.

Las fragilidades de falta de poder auténtico son tapadas con enormes vallas publicitarias, árboles de navidad por todo el país, y medios de comunicación que magnifican su falsa grandeza y esconden sus debilidades internas. Por supuesto, no podemos olvidar las cumplidas regalías para comprar conciencias sociales al supuesto pueblo tonto que les cree el engaño de propaganda, cuando en la realidad no es más que una débil estructura de papel mojado a punto de desplomarse.

El elemento necesario e infaltable que ha servido para sostener esta torre frágil de naipes, es el dinero del petróleo que viene de Venezuela. Al haber muerto el 'as' de espadas, difícilmente se mantendrá ese suministro que ha servido para mantener el juego vicioso de la corrupción. En corto tiempo, querrán arrasar con los bancos y la empresa privada quienes han sido cómplices partícipes del gran juego de casino poniéndose a la orden como servicio de burdel. Al acabarse eso, estrangularán al pueblo con impuestos, y alzas de los costos de vida, para exprimir al máximo económicamente a la nación y poder subsidiar la falta de dinero que ya no recibirán, cosa que ya está sucediendo. Siendo esto previsible desde lo visto en las anteriores dictaduras, se puede repetir la inevitable explosión social y el próximo derrumbe del gobierno con el riesgo de pérdidas humanas y materiales.

La corrupción, ineptitud e ineficacia al servicio nacional que hasta ahora han demostrado, junto con la dependencia de un suministro externo, demuestran que el gobierno de turno está hecho de una estructura frágil e insostenible. Es evidente su deseo de aparentar idoneidad, honestidad y capacidad con falsa publicidad, para evitar que el pueblo se entere de su triste verdad. La ciudadanía, por nuestra parte, debemos estar conscientes de nuestra responsabilidad cívica e inmenso poder. Para ello sólo es preciso que conozcamos los intereses de la inmensa mayoría y actuemos hacia un nuevo acuerdo social. El pueblo es el único capaz de soplar el viento que provoque la oportuna caída de esa farsa de poder, para que se desplome como un gran castillo de naipes.