domingo, 8 de diciembre de 2013

El sentir del Torovenado



El sentir del Torovenado

Por: Cristiana Guevara-Mena
               

Hace varias semanas, hice un estudio de campo sobre el Torovenado de Masaya, Nicaragua. Llevé un celular con cámara para tomar fotos; una grabadora para entrevistar a los ciudadanos de Masaya – que en este texto llamaremos “masayas” –; y diez formularios de consentimiento para efectuar entrevistas de forma autorizada. Al llegar a Masaya, me incorporé al colorido y ruidoso festival como observadora activa para realizar este estudio. Tiene valor mencionar que esta investigación es realizada por alguien como yo que no es originaria de esa localidad, sino de la capital, sin desconocer totalmente la festividad popular del Torovenado.

Para los que no conocen, el Torovenado no es un animal raro de cabeza de toro y cuerpo de venado, o viceversa, que se anda paseando por las calles de Masaya. No. Es una mascarada carnavalesca muy tradicional de esa zona donde el pueblo manifiesta los problemas sociales, políticos, y hasta religiosos y los personifican con máscaras, disfraces coloridos y escenas de comedia ambulantes por las calles. Estos llamados “cuadros”, personalizan las tradiciones indígenas de Monimbó – el barrio más indígena, cívicamente organizado y representativo de las comunidades autóctonas de Masaya – al igual que las realidades más dolorosas del momento satirizando las acciones más abusivas y atropellantes del poder hacia el pueblo.

Al son de la tuba, los tambores, y las trompetas de los chicheros, entré en el carnaval y tomé fotos mientras avanzaba. Vi entre los cuadros, a un padre sin cabeza rodeado de ánimas. Click. A la alcaldía de Masaya cargando la muerte del dengue en un tanque. Click. El ferrocarril que Doña Violeta nos robó con todo y rieles. Click. Una guillotina negra llamada “Ley 779” con una calavera blanca pintada, donde la muerte decapita a los hombres que no satisfacen suficientemente a sus mujeres. Click. A varias Rosario Murillo multimillonarias representando los nuevos colores chillantes de la patria que ciegan y marean hasta las náuseas. Click. A Camila Ortega, hija de la pareja presidencial. Click. Al Cardenal Miguel Obando con un letrero que dice “Paz y Reconciliación”. Click. Una carreta de madera en muy mal estado, refiriéndose al empleo de las futuras generaciones “cristianas, socialistas y solidarias”. Click.

Seguí moviéndome entre la gente y bailando al son de los chicheros, y vi a Arnoldo Alemán y a Doña Violeta abrazados y besándose entre máscaras. ¡Por acá presidentes! Click. Una pancarta de cartón que dice: “Tome nota de la voz de la gente”. Click. El anónimo caído en la revolución. Click. Al cacique de antaño de Monimbó. Click. Al “Notichismoso” del canal 10. Click. A las hermanitas de “caridad” a quienes el señor Montealegre les robó la “limosnita” de medio millón de dólares. ¡Sonrían! Click. Un ataúd negro del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), cargado por la muerte, con un letrero que dice “INSSegura tu plata, INSSegura tu salud, INSSegura tu vejez”. Click. Al final de todos estos cuadros y muchos más, nos encontramos, naturalmente, al celebrado San Jerónimo de Masaya. Click.

En el análisis de diez entrevistas grabadas, descubrí que los masayas son gente que protegen con orgullo sus tradiciones y su cultura ancestral. Se siente en su conversación apasionada y a veces entrecortada, el desprecio y la inconformidad hacia el gobierno, aunque encontré sólo un caso de aceptación y cercanía. Demuestran que se sienten heridos y violentados por las mentiras ofensivas de sus representantes políticos y sociales. Hacen sentir que el Torovenado es el único espacio público permitido para desafiar al poder y decirle entre líneas “nos damos cuenta de lo que están haciendo, y se los enrostramos para que no crean que somos tontos” sin que los ataque la policía o el ejército. Son realmente, un pueblo orgulloso de su identidad indígena y están dispuestos a conservarla de cualquier manera.

Este carnaval simboliza el origen de nuestro mestizaje cultural nicaragüense del cual nos sentimos muy orgullosos. Esta resistencia a los atropellos del poder, es lo que caracteriza a la gran mayoría de los masayas. Se percibe en ellos que no le tienen miedo a retar a quien esté en el poder. Son un pueblo sincero, directo y enardecido, que históricamente ha sido la chispa que enciende las insurrecciones sociales. Igualmente, hay cada vez más ciudadanos afectados por los cambios injustos y arbitrarios de poder insaciable hechos por el gobierno. Al final, esta mascarada de calle como protesta social, es más efectiva que la poesía de los poetas, las filosofías de los filósofos, y las oraciones de los religiosos. Tomemos nota.


1 comentario:

  1. Me gusta mucho tu conclusión. Lástima que estas denuncias son sólo catarsis para el pueblo, tal como lo eran los carnavales de la Grecia antigua. Sería importante que los aspirantes a líderes tomaran nota de toda esa agenda pendiente de las necesidades de los más pobres, y la conviertan en el cambio que necesitamos.

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