miércoles, 10 de julio de 2013

La Rebelión en la Granja




La Rebelión en la Granja

Por: Cristiana Guevara-Mena


La Rebelión en la granja es una novela satírica de reclamo social, escrita por George Orwell en 1945. Trata de un grupo de animales en una granja que expulsan al muy borracho Sr. Jones, dueño de Granja Manor, que hacía un mal trabajo en la administración de la granja, y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. Comienza con un cerdo viejo y sabio, Major, que anima a los animales desatendidos a rebelarse y manejar la granja ellos mismos, diciendo que todos deben ser iguales. Luego muere. Todos están emocionados con la rebelión menos Benjamín, un burro cínico cuyo papel principal en la vida es ser cínico. Los animales se rebelan, y los cerdos terminan desempeñando el papel de los líderes, y eliminan los primeros ideales de igualdad de Major.

Surge luego un conflicto inmediato entre dos cerdos, Napoleón y Bola de Nieve. A raíz de ese conflicto, Napoleón, para hacerse el Todopoderoso, emplea y entrena nueve perros feroces y enormes que robó cuando eran cachorros, y se aleja de Bola de Nieve. Los cerdos terminan destruyendo todo, rompen todas las reglas, y se aprovechan de los otros animales. La vida en la granja cada día empeora más, los animales se olvidan del sueño original de Major y los cerdos toman malas decisiones una tras otra. El momento más bajo es, cuando los cerdos mandan a morir a Bóxer, un caballo leal y trabajador que está listo para retirarse. En resumen, los cerdos empiezan a parecerse mucho al antiguo dueño con quienes empezaron, tal vez aún peores. Al final Benjamín, el viejo burro cínico, tenía razón.

Esta historia de Orwell nos recuerda a nuestra realidad nicaragüense, especialmente al celebrar el 19 de Julio. Nuestro primer dueño de la granja era Anastasio Somoza García. Que con su represión y no tan buen manejo de la granja, causó la insatisfacción e intolerancia de los animales. Esta situación da lugar a que surja como líder uno de los habitantes porcinos, que comparativamente sería Augusto César Sandino, con propuestas de libertad, que anima al resto de los habitantes de la granja a rebelarse contra dicha tiranía y a que se gobiernen por ellos mismos. Lamentablemente, el legendario líder se muere.

De los nueve comandantes porcinos que lideraron la última rebelión, quedaron sólo dos cerdos. Uno está en el gobierno rodeado de la Policía Nacional y el Ejército, que actúan como los perros robados y entrenados desde que eran cachorros. El otro, de tendencia intelectual, que hoy día se llama “renovador” y no tiene perros, ha sido expulsado y apartado del poder. No nos confundamos, al final todos son iguales. Podemos afirmar que, como en la novela, los cerdos son los culpables de la destrucción de la granja. Esto ha causado que la vida de los habitantes sea cada día más deficiente, con la natural excepción de los afines al poder. Todos los cerdos se han olvidado del mensaje del jefe Major. Ahora manejan la granja peor que el hombre blanco.

Recordemos también la muerte de Bóxer, el caballo leal y trabajador que mandan a morir, como nuestra fuerza aérea que se ha muerto en un accidente de helicóptero misteriosamente. Nadie sabe por qué murieron, como el caballo Bóxer. Asimismo, el burro cínico que nunca estuvo de acuerdo con nada, es igual a los sectores inconformes que siempre han sido opositores y que nadie les hizo caso, pero que al final tenían la razón, a ver si esta vez los pobladores de la granja le escuchan.

Nuestra Nicaragua, como la novela, necesita una nueva clase de rebelión, que represente el despertar de la ciudadanía sometida a la tiranía brutal de los cerdos. Esta rebelión debe ser optimista y con nuevas ideas que representen el bienestar popular. Los que somos de esta granja, todavía creemos en la libertad y en la justicia para todos, igual como lo decía el viejo Major. Ahora es el turno del resto de los habitantes a tomar las riendas de un nuevo liderazgo para un mejor país, es decir, una mejor granja. El tiempo es ahora, sólo que esta vez, no tomaremos en cuenta a ningún cerdo, ya sabemos de lo que son capaces. Si los hemos de tomar en cuenta, que sea para sacarles la manteca, para alimentar al resto de la granja que ha pasado hambre por demasiado tiempo.



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