martes, 22 de enero de 2013

Elements of a dictatorship

http://www.nicaraguadispatch.com/news/2013/02/recognizing-the-trappings-of-dictatorship/6684
Elements of a dictatorship

By: Cristiana Guevara-Mena


In our country, throughout history, we have been able to perceive that almost every other person that has reached the Presidency of the Republic has been considered the “sanctified,” “the chosen one”, and the only one capable of being in that position. It’s very common to see in these individuals demonstrations of a sickening will of perpetuation in power to the point that it becomes, besides a dementia and obsessive vice, the most important sickness in their lives, without taking into account the negative human and social effects that this sickness conveys. Lastly, they forget about the people that helped them get to the top and become President.

Many of those who have reached power, either by elections or by “coups d‘etat,” still suffer from the delusion of feeling indispensable to the national territory. That is, that without them and their correct direction, the country will sink between the two oceans; that the power belongs only to them, by right of inheritance or by their own intelligence, and that this power endows them with the right to impose their will upon others without the least idea or interest that the power represents a service, a responsibility, and an obligation to the people.

Unfortunately, the origin of dictatorship lies not only in the will of the dictator, but also in the will of those who he says he represents, whom he asphyxiates with advertised lies, blackmail, open or hidden threats, and the closing of opportunities to those who want to contradict the wishes of he that believes himself, as well as his family, close friends, and personnel, to be “sanctified.”

Despite the democratic disguise, what characterizes dictatorship is the triumph of the arbitrary act o a person over the due respect to the sense of the law, to which we should all be equal without any kind of consideration. We must understand that XXI century dictatorship, is no longer the violent threat of execution by firing squad or prison that existed during the somocista era, but the gradual reduction of individual liberties through the exclusion of jobs, police and fiscal terrorism, judicial threats and designation in which process the minimum guarantee of equity of shared values of democracy and justice are nonexistent.

Those who want to impose a dictatorship dedicate themselves to destroying, little by little, in a progressive and scientific form, the opposition parties, through the persons of their best representatives. Using threats, blackmail, or praise, they transform these persons into obedient, submissive, and buyable beings for the service of the interests of power.

To the foreigner, modern dictatorship is disguised with press self-censorship, and with the massive presence of officialist media, that shows an almost turned-off, scandalized opposition. In some occasions, independent international organisms without any links with the local power, publish numbers and real facts according to reality. In most cases, they are publications of organisms that need to justify their existence in the country, for which they are willing to ally themselves with the powers that be, and in turn publish fake facts that hide a sad reality. These last ones present the nation as a country in development, that reduces poverty, and that is magically solving all the inner problems of the country, putting their own credibility at risk and not caring about the democratic destiny of the nation where they are established.

How many times have the Nicaraguans been witnesses and victims of Presidents, either from the left or the right, that intended to be in power forever at the expense of a humiliated and impoverished people without education, that in these last few years have started to wake up?  What conclusions should we make from such a situation? We must keep in mind two things: Firstly, that when a country is suffering a dictatorship, it has an immense need of a promising change in order to improve, that comes from believable people, without black histories, with honesty and proven talent. Secondly, that between this division of the parties, a real organized force does not exist yet, or worse still, only one exists:  a disperse, confused, fearful people in need, who hope to find solutions to their daily problems. If the people are the ones that choose their leaders, they must also ensure  that they are the one that can change who their leaders are, in any way possible.

sábado, 5 de enero de 2013

Elementos de una dictadura




Elementos de una dictadura
Por: Cristiana Guevara-Mena

En nuestro país, a lo largo de la historia, hemos podido apreciar que casi todo aquel que ha llegado a la presidencia de la República, se considera como “el ungido”, “el elegido”, y el único capaz de poder estar en ese puesto. Es muy común ver manifestaciones enfermizas de voluntad de perpetuación en el poder al punto que se vuelve además de un vicio obsesivo y demencial, la enfermedad más importante de sus vidas, sin tomar en cuenta los efectos sociales y humanos negativos que conlleva. Por último, se olvidan del pueblo que los ha ayudado a llegar a la cima, para realizar el sueño de sentirse padre de la patria y pesadilla de la gran mayoría de los nicaragüenses.
Muchos de los que han alcanzado el poder, sea por elecciones, por golpe a la democracia, o de forma militar, siguen padeciendo del complejo de sentirse indispensables en el territorio nacional. Es decir, que sin ellos y su acertada dirección, el país se hunde entre los dos océanos. Que sólo a ellos por herencia o inteligencia les corresponde el poder para imponer sobre todos, sus privilegios sin la menor idea ni interés de que el poder representa un servicio, una responsabilidad y una obligación.
Lamentablemente, el origen de la dictadura no sólo está en la voluntad del dictador, sino que también en la voluntad de aquellos que dice representar mientras asfixia mediante mentiras publicitadas, chantajes, amenazas abiertas o encubiertas, y cierre de oportunidades a todo aquel que pretenda contradecir los deseos de la persona que se considera “ungida”, al igual que a su familia cercana, compadres, y personal cercano.
 A pesar del disfraz democrático, Lo que caracteriza a la dictadura es el triunfo de la arbitrariedad de una persona sobre el respeto debido al sentido de la ley, ante la cual todos debemos ser iguales sin consideraciones de ningún tipo. Entendamos que la dictadura en el Siglo XXI, ya no es la amenaza violenta al fusilamiento o prisión que existió durante la era somocista, sino la gradual reducción de las libertades individuales a través de la exclusión de los empleos, terrorismo policial y fiscal, y amenazas de señalamientos judiciales en cuyo proceso no existe la menor garantía de equidad ni de valores compartidos de democracia y justicia.
Aquellos que quieren encarnar una dictadura, se dedicarán a destruir poco a poco y de forma progresiva y científica a los partidos opositores, por medio de las personas de sus mejores representantes para que de una vez desprovistos a través de la amenaza, chantaje o halago, se transformen en seres obedientes, sumisos y comprables al servicio de los intereses del poder.
Al extranjero se le disfraza la dictadura moderna con autocensura de prensa y con la presencia masiva de medios oficialistas, que demuestra una oposición semi-apagada frente a un oficialismo escandaloso y desafiante. En algunas ocasiones, los organismos internacionales independientes sin vinculación con el poder local publican números y hechos verdaderos ajustados a la realidad. En la mayoría de los casos son publicaciones de organismos que necesitan justificar su existencia en el país y para lo cual están dispuestos a aliarse con el poder de turno y publicar hechos maquillados que esconden una triste realidad. Estos últimos presentan a la nación como un país en crecimiento, que disminuye la pobreza, y que se están resolviendo de forma mágica todos los problemas internos del país arriesgando su propia credibilidad sin importarle el destino democrático de la nación donde están establecidos.
¿Cuántas veces hemos sido los nicaragüenses testigos y víctimas de Presidentes tanto de derecha como de izquierda que pretenden estar para siempre en el poder a costas de un pueblo empobrecido sin educación y humillado, que hoy comienza a despertar, en los últimos años? ¿Qué conclusiones debemos extraer de semejante situación? Hay que tener en mente dos cosas: La primera, que cuando el país sufre de dictadura, tiene una inmensa necesidad de un cambio prometedor para mejorar, que venga de personas creíbles sin historias negras, honestidad y talento probado. La segunda, que en medio de esta división de los partidos, no existe aún una fuerza real organizada o más bien sólo existe una: un pueblo disperso y confundido entre la necesidad y el miedo con la esperanza de encontrar soluciones a sus problemas básicos. Si son los pueblos quienes eligen a sus líderes, también deben ser conscientes que pueden cambiarlos de cualquier forma posible.