Por: Cristiana Guevara-Mena
En Nicaragua, hay cada vez más habitantes
que emigran al extranjero en busca de paz, oportunidades y un futuro mejor que
no encuentran en su propio suelo. Se van porque no tienen trabajo adecuado ni
participación económica y política en su propia nación. Estando fuera, nuestros
compatriotas trabajan incansablemente para mandar dinero a sus familias que aún
viven en el país. En vista de lo duro y difícil de la nueva vida, es hasta conveniente
olvidarse de su propia tierra para no tener que pensar en la tristeza de su
antigua realidad. Sin embargo, ¿qué representa un nicaragüense en el extranjero?
¿A quienes beneficia este derrame humano?
Recordemos los años ochenta donde
hubo la primera ola de exiliados a causa de la guerra y la dictadura que
existió en la época. Fue el primer destierro de muchos profesionales y técnicos
en busca de un futuro mejor en el exterior. Ahora, la mayoría de ellos ya han
hecho sus vidas afuera, y no tienen planes de regresar porque Nicaragua no les
presenta ninguna tipo de seguridad. Después de treinta años, su país ya no les
llama mucho la atención, a no ser para ver a su familia, visitar en las
navidades, o venir en acontecimientos especiales. Desde entonces, no han
regresado para quedarse. Tampoco los podemos culpar.
Nuevamente, con el gobierno que
tenemos desde el 2007 hasta hoy, se repite la huida de muchos nicaragüenses, en
su mayoría jóvenes capacitados, por las mismas razones. Esta vez, la forma de dictadura
es representada por el bloqueo de oportunidades para trabajar a los que no son
sumisos e incondicionales del partido en el poder. Estos hechos han forzado a
la población a considerar que el éxito se encuentra en el extranjero y no en
tierra nacional.
Estando fuera, los nicaragüenses se
someten a nuevas leyes y costumbres, trabajos violentos e inusuales para ellos,
a fin de obtener a cambio una calidad de vida “decente” y algo de dinero para
su familia. Los que se van a Estados Unidos, por necesidad aprenden un idioma
diferente y se adaptan a una nueva sociedad. Esta incluye angustias de trabajo
y de deportación, así como variados choques culturales con los que se
encuentran. Sin embargo, por más nostalgia que les dé su tierra… no regresan.
Es necesario destacar que a raíz
de tanta emigración, el gobierno le saca gran ventaja a la situación
olvidándose convenientemente de los nicaragüenses afuera. A pesar de la ley
electoral vigente, no hay servicio consular en el extranjero para entregar
cedulas de identidad a los que la soliciten. Esto hace inaplicable la ley, puesto
que no pueden participar en la vida pública del país, como las elecciones
nacionales y municipales. El mencionar que los nicaragüenses en el exterior puedan
tener un diputado que los represente en la Asamblea Nacional, es un sueño.
Las remesas familiares provienen
principalmente de Estados Unidos, seguido por Costa Rica, luego España, entre
otros países. El dinero se recibe a través de los bancos que están en
manos de gente del gobierno. Ellos felizmente cuentan con ese dinero para
enriquecerse y para pagarse sus derroches y festines con el erario público. Cuando
se trata de las remesas, no se olvidan de los nicaragüenses afuera, ya que
representan un tercio del presupuesto nacional. Según se demuestra, exportar
gente genera ganancias millonarias para los bancos, porque los dólares que envían
nuestros paisanos engordan sus cuentas. El caso de Estados
Unidos es el más importante, no porque les interese a los gobernantes ni a los
banqueros la suerte de los que envían el dinero, sino porque de ahí viene el
pedazo más grande del pastel.
Lamentablemente, el nicaragüense
en el exterior es despojado de muchos de sus derechos a pesar que representan
un gran peso económico para el país. No pueden protestar porque están fuera y
tienen sus propios problemas que resolver, tampoco pueden dejar de mandar el
dinero porque sus familias dependen de ese ingreso. Se encuentran aparentemente
“atorados” por no tener a la vista una salida. Es triste y angustiosa la
situación que viven nuestros conciudadanos en el extranjero, porque no son ni
de esta tierra, ni de aquella, y no pueden hacer nada al respecto.
Nicaragua es como un barco que esta naufragando y lentamente se esta hundiendo y no se puede hacer nada.............solamente salirse del barco y dejarlo que se hunda..............................Es como ir a visitar a un borracho alcoholico o un pariente con cancer interminable, aunque tu quieras mucho al pariente, realmente no puedes hacer nada pero dejarlo morir
ResponderEliminarNicaragua, en otros tiempos ha conocido prosperidad. No creo que sea tan imposible que regresemos a eso. difícil, pero no imposible. Gracias por comentar.
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