¿Empleo
o Dignidad?
Por:
Cristiana Guevara-Mena
El problema de nuestro
desempleo en el pueblo nicaragüense ha llegado al punto que pesa más el
instinto de sobrevivencia que la dignidad humana. Vivimos en una época que es
mucho más importante sobrevivir, ganar algo, a no tener nada y sufrir de
pobreza. En estos tiempos, escoger el trabajo a desempeñar es un lujo. Como los
empleos son tan escasos, la persona debe trabajar en lo que encuentre, si es que lo encuentra, y
hacer lo mejor posible sin importar: Si está bien o mal pagado; si implica
poner su salud mental y física en juego; o sacrificar el tiempo con su familia
para poder ganar una miseria, porque peor es no ganar del todo. ¿Hasta qué
punto hemos llegado? ¿Dónde quedó el valor de la vida humana? ¿Tiene esta
crisis solución o está enraizado tan profundamente que estamos destinados a
vivir así por un largo tiempo?
La juventud a pesar de ser
la mayoría poblacional, no cuenta con la experiencia suficiente por la misma razón
de ser jóvenes, y como consecuencia no son contratados a no ser que los empleen
por y a cambio de favores. Cuando se contrata personal, en las empresas
privadas y públicas, por lo general se hace como un vicio social a través de amiguismos,
compadrazgos y similares, y no por méritos ni competitividad, hace que dichas
instituciones no funcionen como deberían y caigan por su propio peso en
inutilidad. Esto retrasa más el progreso económico de la nación y sobre todo,
al fracasar la empresa produce un aumento del desempleo.
Las empresas no cuentan con
los incentivos suficientes como para contratar a jóvenes, aún si tienen título
universitario. La gran mayoría de la juventud entre los 16 y los 35 años está
desocupada. Muchos que tienen la suerte de estar empleados, tienen un empleo
que: o no les paga del todo bien; o no les da oportunidad para crecer dentro de
la institución o empresa; o están trabajando en algo sin formación anterior ya
que dentro de su ramo de preparación no hay empleo para lo que estudiaron. Son
muy pocos los que trabajan en lo que les gusta y ganan bien al respecto.
Actualmente existen miles
de jóvenes desempleados a lo largo del territorio nacional, y
cuando por casualidad algunos llegan a encontrar, trabajan
en algo más bajo de lo que están capacitados y por ende les pagan muy poco. Esto
es consecuencia de la necesidad que los obliga a alquilar
sus músculos o sus cerebros por el sueldo miserable que les ofrecen. A los
jóvenes dignos que no aceptan pagar ese precio, tienen que soportar estar
desempleados por mucho tiempo lo que les produce una creciente angustia
económica y sicológica.
Lamentablemente, son muchos
los que se resignan a aceptar la mezquina limosna para no morir de hambre,
porque si no aceptan, se ven obligados a cometer actos delictivos que los
conducirá al delito social. El país se está llenando de juventud delincuente
involuntaria, que atenta contra la seguridad de todos los nicaragüenses en una
peligrosidad cada día más frecuente.
Esta situación difícil y
dolorosa, genera el crecimiento de la delincuencia a nivel nacional y de los
vendedores ambulantes en condiciones paupérrimas. La humillación humana al
dejarse explotar por unos cuantos centavos, conduce al estancamiento y desmotivación
en los lugares de trabajo, y sobre todo, la voluntad de emigrar como limosneros
de trabajo hacia otro país. Esto alimenta la gran desestabilidad económica en
el país que hace que la nación no avance utilizando sus propios recursos
humanos y se mantenga el control de unos pocos con el poder y la riqueza.
A pesar de toda esta
desgracia social y económica, existe una solución para los jóvenes capacitados.
Esto consiste en crear con imaginación y solidaridad aún con pocos recursos sus
propios negocios con características originales y audaces de acuerdo al
resultado de su análisis y trabajo diario sobre cómo salir de la pobreza en lo
que mejor saben hacer. Así no solamente producirán para subsistir en una
microempresa, sino también mejorar la calidad de vida de los jóvenes.
Asimismo, este accionar de
iniciativa individual con carácter empresarial, inevitablemente creará nuevos
empleos de acuerdo a la realidad social y económica que vivimos. Al crear así los
jóvenes su propio negocio, se volverán ciudadanos productivos independientes de
cualquiera, sean empresas públicas o privadas que den limosna interesada y
humillante para comer, o que los exploten sin piedad ni misericordia para
engordar sus propias cuentas bancarias y continuar en el festín, derroche y desenfreno
de los que tienen el dinero y el poder. De esa forma, serán todos los jóvenes
nicaragüenses la solución social y económica que poco a poco sacaría del hoyo
negro en la que se encuentra nuestra querida Nicaragua.
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