lunes, 31 de marzo de 2014

Ode to Venezuela


Ode to Venezuela

By: Cristiana Guevara-Mena


The brotherhood between Nicaragua and Venezuela unfolds from the heat of the tropics, to the natural beauties in their Margarita and Corn Islands. In the mountains of the Andes and fire line of our volcanoes. As well as the wonders of Salto Ángel and Ometepe. We share the warmth of our people and the same heritage of the Spanish colony. We live the same culture, language, and even the use of “vos” spoken in Maracaibo of the Zulia State as well as throughout Nicaragua. We are warm, friendly, and naturally welcoming people. With these features, among many others, it is impossible for us not to come together.

Our fraternity, goes far beyond geographical differences. We have been associated for a very long time. There was a time when our indigenous people reached lands to what is now Venezuela, which is possibly the reason we share the same way of talking in certain Venezuelan regions, most likely caused by that indigenous Central American influence that managed to mix in the south.

Let us remember the not so old political relations from the late nineties to this day. The recently deceased Venezuelan President, Hugo Chavez, kept very close political relations with the de facto president of Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra. What happens today, Venezuelan brothers, is not pleasant for the democratic Nicaraguans. It should be mentioned that this gentleman's interference in our country was disrespectful and arrogant. The misfortune that we had from the last spurious national election, opened the doors so widely to this Venezuelan sir that he became to feel even mightier than in his own home. He gave speeches to the Nicaraguan population as if he were in Miraflores, as if Nicaragua were an extension of Venezuela. The bad taste that this Venezuelan sir left us cannot be cleansed in this generation.

Dear fellow Venezuelans, there are so many things that unite us that it is impossible for us not to sympathize with your struggle for freedom. We, like you, also suffer a dictatorship. We live with the same fear and the same repression, poverty, violence, delay, false propaganda bombing, lack of opportunities for the youth, unemployment, media censorship, stealing the people's money, and a long list of et cetera’s. The model is the same, except that Venezuelan oil generates so much currency that it calls the attention of the international community, and also represents a bargaining chip for the complacent and complicit silence of almost all states of the Americas.

The things that bring us together and empathize us with your struggle for peace go beyond sympathy or belief in democracy. It is rather about a shared deep wound. We also feel your pain. To us Nicaraguans, the homeland hurts as much as it hurts you. We feel robbed, insulted, and abused by a lying, oppressive dictatorship. In Nicaragua, we know now very well the taste of repression, theft of opportunities, and submission to the will of the dictator. It is true that this process of freedom involves a lot of bloodshed, wounded, killed, prisoners, weeping, and mourning. We already lived it once, and we still haven’t finished recovering from that fracture. However, we are confident that by the end of so much suffering you will see the light and be free. When this is over, the dictatorship and abuse of Chavez will be nothing but a nightmare from which you woke up, and will no longer have significance in your lives but in the history books.

From our little country we send you strength, faith and hope. We accompany you in your fight even at a distance. Although we cannot be present in your land, you can count on our prayers, moral support, and especially the spreading of social awareness of your situation to the world. Venezuelan brothers, your people represent for us an example to follow and a promise to perform. Your strength teaches us that these dictatorships of poverty and human misery have an end. You show us that the organization, firmness and vigor of a people can end the oppressive authoritarianism. You have become the spark that would ignite the fire of a Latin American spring that will free the peoples of similar dictatorships.

It’s imperative that your struggle for freedom and peace continues. Push on, don’t give up. Daylight is soon to come and the storm will be nothing but a bad memory. The voice of the Venezuelan people will overcome. Today and tomorrow we'll sing with you "Glory to the brave people which shook off the yoke, the law respecting the virtue and honor...” with the hope that tomorrow you will join us with "Hail to thee Nicaragua in your soil, the voice of the cannon no longer roars..."


domingo, 23 de marzo de 2014

Oda a Venezuela



Oda a Venezuela

Por: Cristiana Guevara-Mena



La hermandad entre Nicaragua y Venezuela se manifiesta desde el calor de los trópicos, las bellezas naturales en sus islas Margarita y Corn Island. En las montañas de los Andes y nuestra línea de fuego de volcanes. Al igual que maravillas de Salto Ángel y Ometepe. Compartimos el calor humano de sus pueblos y la misma herencia de la colonia española. Vivimos la misma cultura, lenguaje, hasta el “voseo” del hablado usado en Maracaibo en el Estado de Zulia y en toda Nicaragua. Somos gente calurosa, amistosa y naturalmente acogedoras. Con estas características entre tantas otras es imposible no hermanarnos.

Nuestra fraternidad, va mucho más allá de las diferencias geográficas. Hemos estado relacionados desde hace muchísimo tiempo. Hubo un momento en la historia, que nuestros indígenas llegaron hasta territorio hoy de Venezuela, que posiblemente sea esa la razón por la que compartimos la misma forma de hablar con ciertas regiones venezolanas a causa de esa influencia indígena centroamericana que se logró mezclar en el sur.

Recordemos las relaciones políticas no tan antiguas, desde los finales de los noventa hasta la fecha, el presidente venezolano recientemente difunto, Hugo Chávez Frías, mantuvo relaciones políticas muy cercanas con el presidente de facto de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra. Lo que hoy les sucede, hermanos venezolanos, no es nada agradable para los nicaragüenses democráticos. Cabe mencionar que la injerencia de este señor en nuestro país fue irrespetuosa y arrogante. La desdicha que nos tocó de la espuria elección nacional pasada, le abrió las puertas tan ampliamente al señor venezolano, que se llegó a sentir hasta mejor que en su propia casa. Daba discursos a la población nicaragüense como si estuviera en  Miraflores, como si Nicaragua fuera una extensión de Venezuela. El mal sabor que  nos dejó el señor venezolano no se limpiara en esta generación.

Queridos conciudadanos venezolanos, son tantas cosas las que nos unen que es imposible no solidarizarnos con su lucha por la libertad. Nosotros, al igual que ustedes, también sufrimos una dictadura. Vivimos con el mismo miedo y la misma represión, pobreza, violencia, retraso, bombardeo de propaganda falsa, falta de oportunidades para los jóvenes, desempleo, censura mediática, robo del dinero del pueblo y una larga lista de etcéteras. El modelo es el mismo, con la diferencia del petróleo venezolano que genera tantas divisas que llama tanto la atención a la comunidad internacional, y que además representa moneda de cambio para el silencio complaciente y cómplice de casi todos los Estados del hemisferio americano.

Las razones que nos unen y nos solidarizan en su batalla por la paz van mucho más allá de la simpatía o la creencia en la democracia. Se trata más bien, de una herida profunda compartida. Nosotros también sentimos su dolor. A los nicaragüenses nos duele la patria al igual que ustedes. La sentimos robada, ultrajada y abusada por una dictadura mentirosa y  opresiva. Ahora en Nicaragua conocemos muy bien el sabor de la represión, el robo de oportunidades y el sometimiento a la voluntad del dictador de turno. Es cierto que este proceso de libertad conlleva mucha sangre, heridos, muertos, cárceles, llantos y duelo. Nosotros ya lo vivimos una vez, y aún no nos terminamos de recuperar de esa fractura. Sin embargo, tenemos la certeza que al final de tanto sufrimiento ustedes verán la luz y serán libres. Cuando esto termine, la dictadura y el maltrato del chavismo no serán más que una pesadilla del cual se despertaron y no tendrá más trascendencia en sus vidas que en los libros de historia.

Desde nuestro paisito les mandamos fuerzas, fe y esperanza. Los acompañamos en su lucha aunque sea a la distancia. Pese que no podamos estar presentes en su tierra, cuenten con nuestras oraciones, apoyo moral, y sobre todo difusión de conciencia social de su situación al mundo. Hermanos venezolanos, su pueblo representa para nosotros un ejemplo a seguir y una promesa a realizar. Su fuerza nos enseña que estas dictaduras de pobreza y miseria humana tienen un fin. Nos muestran que la organización, firmeza  y el vigor de un pueblo pueden ponerle fin al autoritarismo opresivo. Se han convertido en la chispa que encendería el fuego de una primavera latinoamericana que liberará a los pueblos de dictaduras similares.

Es preciso que su lucha por la libertad y la paz siga. Adelante, no se den por vencidos. La luz del día pronto llegará y la tormenta no será más que un mal recuerdo. La voz del pueblo venezolano vencerá. Hoy y mañana cantaremos con ustedes “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó, la ley respetando la virtud y honor…” con la esperanza que mañana nos acompañen con “Salve a ti Nicaragua en tu suelo, ya no ruge la voz del cañón…”